Ellos se dicen Artistas, Artistas de Huesos. No debes nombrarlos, ya que su magia te encontrará y tu espíritu nunca estará en paz.
Luego de terminar Sanctum y que no me haya gustado del todo, tengo que reconocer que no tenía muchas expectativas en este -pequeño- libro. Pero al comenzar las primeras páginas me quedé bastante asombrada; es re saber que la prosa de Madeleine es sencilla, sin mucho que rebuscar y bastante ágil, pero en este tomo creo que evolucionó bastante ya que me atrapó desde la primer hoja -cosa que no me había pasado desde que leí Asylum.
La historia se centra en un nuevo personaje que espero que salga en Catacomb, se llama Oliver y vive en un pequeño pueblo donde no es muy aceptado por su padre y espera juntar dinero para ir a la universidad. El cómo lo junta lo dejo en puntos suspensivos, ya que este libro se basa en exclusivamente eso y no quiero hacer spoilers.
Oliver es amigo de Micah, y estoy eternamente agradecida por ello, después de leer Sarlets y Sanctum no me quedó muy claro cómo era en realidad, en el spinoff no nos lo describe mucho y da la sensación de que es un poco masoquista al estar siempre ida y vuelta con su novia. En Sanctum nos muestra un conjunto de misterio, desconfianza y al final termina siendo un héroe. Pero jamás sabemos bien el cómo llega a los Scarlets. En esta obra conocemos bien a Micah y sus intereses.
Con respecto a los demás personajes me gustaron pero no se desarrollaron más de lo que tenían para que la historia funcionase. La antagonista también me gustó mucho, creo que Madeleine logró darme la sensación de maldad (cosa que no me pasó con el Director)
Para concluir; disfruté muchísimo cada página de este libro, pensé que no me iba a gustar de esta manera y sin embargo me lo devoré en una hora y pico. Me encantó la forma de narrarlo, la lógica que le atribuye en este tomo Roux, las descripciones grotescas, el misterio y lo mórbido que pueden llegar a ser los Artistas de Huesos.
PROS:
CONTRAS:
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